ANTONIO CABALLERO SEÑOR PERIODISTA
En este auténtico Maestro aprendí que el Periodismo jamás debe lamerle las suelas ni nada al poder. Así fue con Antonio Caballero. En esa pluma formé mi irreductible convicción del Periodismo como ejercicio de libre expresión y herramienta contrapoder, línea en la cual permanezco Sin Remedio. De ahí no me muevo desde 1984 cuando publicó su novela memorable.
Antonio Caballero Holguín, dueño de una honradez intelectual que lo hizo ser contracorriente en las huestes de la aristocracia bogotana. Fustigó de manera indiscriminada a cuanto emperadorcito delirante embriagado de poder conoció. Reconoció siempre no ser un monje cartujo ni tampoco catón de la moral, exponiendo sus preferencias y gustos personales que jamás le restaron mérito. Eso le dió más autoridad en su solidez intelectual con una robusta conciencia y conocimiento del contexto histórico que consolidaban sus escritos.
Sin Remedio, su novela de gran consideración por la crítica, se ocupó de la vida inane e inútil de muchas rémoras en la hipocresía de la sociedad bogotana de bien en el contexto del frente nacional cuando el bipartidismo estaba en su frenesí depredador de lo público. Caballero me dió motivos para seguirlo en todas sus salidas periodísticas e intentar escribir columnas de opinión para emular su vocación contrapoder.
Periodista de estatura mayor en independencia en el periodismo colombiano debió padecer estos tiempos de anti periodismo desnaturalizado y degradado en los afanes del éxito, celebridad y vocación mascota del poder del arribismo alquilado en el ejercicio mediático subalterno, sin talla ni asomo de grandeza. La soledad del Periodismo respetable cada vez más escaso sacude con la ausencia de la pluma mordaz de Caballero que nunca tuvo orilla distinta a la independencia para rondar y sacudir al poder sin encontrar contradictores con argumentos de suficiente peso que se atrevieran a confrontar su voz crítica implacable.
Buen descanso y paz eterna al admirado Maestro del pensamiento crítico irreductible en Periodismo de opinión. El más sólido y contundente.
Ejemplo de respeto y honradez en medio de tanto lisonjero en servilismo mascota del poder por la mediocridad disfrazada de ideología en periodismo partidista.
Opinión Hernando Ayala M. Periodista.
