domingo, 18 de septiembre de 2022

Tiranía tecnócrata versus compromisos ciudadanos de cambio en el territorio

¿Cómo hacer vinculante, verificable, exigible el resultado de los diálogos regionales? Incumplir es muerte política.  

"Participen, elucubren, discutan que nosotros tomamos las decisiones" Tecnocracia tradicional. 


Exigibilidad y cumplimiento verificado, es la clave para evitar una nueva burla catastrófica a la legítima voluntad ciudadana en  la gobernanza de los derechos reales y efectivos con las prioridades de transformación en cada entorno local en los siguientes cuatro años. Quienes están en el timón del aparato estatal saben que cumplir lo planeado a conciencia con la gente en cada lugar, garantiza el paso siguiente en la democracia electoral local y regional en un año.  Es el plazo que tiene el gobierno para demostrar en doce meses que no va a burlar lo pensado y escrito por los ciudadanos en cada comunidad.  La tradición ha sido el imperio de la tecnocracia en los malabares de los políticos para el saqueo con cada proyecto local y regional. 

La apuesta del gobierno en curso aún en proceso de instalación es sintonizar a la gente con la transformación de su realidad local y territorial, desde el entorno inmediato con conciencia plena de participación en el conocimiento, pensamiento en la planificación del desarrollo local, la verificación, exigibilidad y evaluación del cumplimiento de todas las metas pactadas que deben quedar inscritas y garantizadas en la Ley general del Plan Nacional de Desarrollo 2022 - 2026 que deberá quedar aprobada antes de diciembre próximo. 

En septiembre 16 y 17 fue instalado el primer Diálogo Regional Vinculante en Turbaco, Bolívar, punto de partida en un ejercicio metodológico que será ejecutado durante cincuenta días en cincuenta puntos de las regiones colombianas. Una mezcla de herramientas metodológicas desde el visualizador metaplan y todas las variables y adaptaciones posibles para facilitar la participación, pensamiento y acuerdos de grupos de ciudadanos en cada entorno local,  territorial, harán posible el mejor esfuerzo de cada participante por llegar a sentar las bases de la programación en metas de cambio realizable y verificable consignadas en la Ley del Plan Nacional de Desarrollo, sin posibilidades de burla mediante plena exigibilidad. 

En las elecciones territoriales y locales, municipales y departamentales de octubre en 2023, dentro de doce meses, será la "medición de aceite" al gobierno del cambio impedido de burlar el mandato ciudadano inscrito en la Ley del PND, los Conpes correspondientes, con pasos verificables en ese momento. Es la garantía más directa y expedita de que esta vez no se repetirá la burla de las tecnocracias centralizadas en sus pupitres de Bogotá en el nivel nacional, como ocurre igual en los aparatos locales y departamentales en el aforismo según el cual "participen, llenen matrices, elucubren, digan que aquí archivamos y nosotros tomamos las decisiones en la dirección que nos antoje". Por ese anómalo y viciado método de burla tradicional se fue pervirtiendo la legitimidad de la llamada institucionalidad que en muchos casos es solo aviso porque cumplimiento de su misionalidad no hay para el ciudadano de a pie. 

Nada está siendo inventado, es tan sólo el cumplimiento de un mandato aplazado 31 años escrito en el contrato social, la carta fundamental del Estado Social de Derecho, que ha sido burlado, manoseado, reformado, por el pensamiento regresivo de la democracia representativa que ha mantenido capturada la gestión de lo público en función de negocios y grupos de poder por privilegios y saqueo del erario en contra  de los derechos de todos.

Si el gobierno en curso se deja imponer el imperio de los partidos que se subieron en el mandato del cambio y deja que cada ministerio se convierta en feudo imperio de intereses del titular de cada cartera en beneficio de negocios de su casa partidista, será el fracaso más estruendoso y traición a la democracia ciudadana con su mandato consignado por el cambio en segunda orden impartida en la Ley General del Plan Nacional de Desarrollo.

La presencia de tantos Judas en los negocios con el presupuesto no es descartable y muchos serán los intentos que deben ser controlados por la acción directa de la gente en verificación de cada meta, programa y proyecto específico para evitar un nuevo asalto a la voluntad popular.  

En tierra de demonios y trampas el paradigma de las izquierdas y sus procesos populares según el cual hay que creer en el ser humano y actuar con la gente, visión opuesta al pensamiento autoritario de actuar contra la gente para garantizar privilegios  y menos derechos de los vulnerables  excluidos enemigos del desarrollo concentrado, inequitativo y desigual, todo este proceso de gobernanza efectiva con participación real en función de la legitimidad del Estado en el cumplimiento de su misión y recuperación de confianza ciudadana, tiene asegurados todos los sabotajes y zancadillas posibles de quienes no resignan la viudez y orfandad de la ubre pública. 

Deseos de cambio identificados, conversación  sobre alternativas y posibilidades priorizadas que conduzcan a esos cambios en los próximos 4 años, alternativas y oportunidades para mejorar cada uno de los cinco deseos de cambio visualizados, con elementos base punto de partida para el trabajo en construcción colectiva, escritos en la ruta metodológica diseñada, ejercicio participativo que parte de cerebros, células de planificación conformadas por múltiples y diversos grupos de veinticinco participantes que deben confluir a priorizar metas concretas del plan desde cada territorio para ser consignados en la Ley general del  PND Plan Nacional de Desarrollo. 

Todo será carreta de anaquel si vuelve a imponerse el imperio de la tecnocracia con resistencia a ceder poder, si no hay poder ciudadano real para ejercer control, verificación de cumplimiento, evaluación y plena exigibilidad de lo escrito en la Ley.  El desafío del cambio en serio es demasiado alto y debe cumplirse con la participación de todos los actores relevantes en este proceso de diálogos regionales vinculantes, que son todos los ciudadanos comprometidos hasta el fondo. 

 "El impedimento para ser generoso es la indiferencia y desidia", pecado que no puede repetirse en el comportamiento ciudadano. Quedarse en la inercia para señalar culpables y elegir la siguiente traición al bien común, ha sido el sendero de la tragedia social que vive la nación. 

Escrito por Hernando Ayala M. Periodista   Programa Sociedad para Todos 30DS   E Mail disnnet@gmail.com    

                                       








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